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Correo electrónico: pedro.grandes@ehu.eus

Ciencias de la Salud Universidad del País Vasco El patrón de consumo de alcohol basado en atracones, denominado binge drinking o popularmente como botellón, que supone la ingesta de cinco o más bebidas alcohólicas en un intervalo máximo de dos horas, se ha convertido en un preocupante problema de salud pública en los últimos años debido, principalmente, a su creciente tasa de prevalencia entre los jóvenes adolescentes. Numerosos estudios han demostrado que los efectos del alcohol se muestran exacerbados cuando el consumo se inicia durante la adolescencia. En este periodo el cerebro es más susceptible al daño, dado que se encuentra en un continuo estado de maduración que requiere cambios estructurales y funcionales en regiones cerebrales implicadas en funciones cognitivas y la conducta. La ingesta excesiva de alcohol impacta sobre la transmisión sináptica y la plasticidad cerebral, cuyos déficits juegan un papel importante en las alteraciones cognitivas y emocionales asociadas con el binge drinking. Asimismo, esta práctica aumenta paulatinamente el nivel de tolerancia, incrementando así el riesgo de dependencia al alcohol. Por lo tanto, es crucial entender las consecuencias a largo plazo que un consumo excesivo de alcohol durante la adolescencia puede tener en el cerebro de los individuos adultos, con el fin de identificar y desarrollar nuevos métodos preventivos y terapéuticos que sirvan para paliar el daño que el alcohol causa en el cerebro. El sistema cannabinoide endógeno cerebral tiene un papel importante en la regulación de las conductas de ingesta y dependencia al alcohol. En este sentido, estudios recientes de nuestro laboratorio indican que el consumo excesivo de alcohol durante la adolescencia genera un significativo deterioro cognitivo debido a la pérdida de la plasticidad sináptica cerebral dependiente de receptores de cannabinoides. Estos hallazgos sugieren la existencia de un vínculo entre las deficiencias cognitivas y la alteración de la señalización cannabinoide causadas por el alcohol. Los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 han demostrado su eficacia en la prevención del daño cerebral. Estos suplementos nutricionales se encuentran principalmente en el pescado azul (sardina, anchoa, chicharro, verdel, bonito, salmón o atún) y aceites derivados. Las dietas enriquecidas con omega-3 generan cambios moleculares y funcionales beneficiosos para el desarrollo cerebral; además, omega-3 es capaz de revertir la pérdida de plasticidad a largo plazo originada por la exposición prenatal a alcohol, lo que pone de manifiesto su relevancia en la prevención de los trastornos relacionados con el consumo de alcohol. Sin embargo, queda todavía por conocerse el papel de omega-3 en la modulación del daño cerebral causado a largo plazo por el consumo abusivo de alcohol durante la adolescencia, así como los mecanismos subyacentes de relación del sistema endocannabinoide con los efectos beneficiosos de este suplemento nutricional.

Investigadores/as

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