El afecto en la arquitectura. La relación arquitecto-lugar-habitante a través de la experiencia del proyecto. Casos-experiencias de estudioLas Calzadas de las aguas de Ciudad Abierta y dos Travesías de Amereida

  1. Espósito Galarce, Fernando Mauricio
Dirigida por:
  1. Lluís Ángel Dominguez Moreno Director/a

Universidad de defensa: Universitat Politècnica de Catalunya (UPC)

Fecha de defensa: 01 de diciembre de 2011

Tribunal:
  1. Josep Muntañola Thornberg Presidente/a
  2. Luis Bravo Farré Secretario/a
  3. Patricio Cáraves Silva Vocal
  4. Cristina de la Cruz Ayuso Vocal
  5. Fernando Hernández Hernández Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 113336 DIALNET lock_openTDX editor

Resumen

Esta investigación, estudia la relación entre lugar, habitante y arquitecto desde el “afecto”, que los vincula a partir de cómo se influencian entre sí, y que se propone como una variable que define la acción del arquitecto y su proyecto. El “afecto”, está conformado por una serie de impresiones, que por una parte surgen a partir de una puesta en juego de la propia presencia del arquitecto en el contexto, y por otro, corresponde a un encuentro con lo extraño a él mismo, que le permite además percibir como otros se ponen en juego y reinterpretar aquello que percibe. Así, su actitud ante el contexto se abre a los estímulos del medio, que lo definen en su comportamiento, validando la experiencia contextual como una forma de descubrirlo y reinterpretarlo en su “esencia”, y a la vez, autodescubrirse en esa experiencia, en las relaciones que se pueden establecer y en el acto de proyectar, constituyéndose de esta forma una serie de expresiones, entre las que el proyecto es una integración de ellas, formalizada en los lenguajes de la arquitectura. Por otro lado, la investigación plantea que ese rol del arquitecto desde el “afecto”, se estructura a partir de dos ejes fundamentales: El primer eje corresponde a la definición del ciclo hermenéutico de prefiguración, configuración y refiguración, planteado por el filósofo Paul Ricoeur, a partir del paralelo que establece entre narrativa y arquitectura, definiendo la temporalidad y espacialidad del acto de crear, reconociendo fases o momentos en el decurso de la obra. El segundo eje, corresponde a una definición de la actitud del arquitecto, que en una mezcla de su condición de autor y de habitante, se dispone en el contexto para descubrir, interpretar y articular sus variables. A partir de lo que el lingüista Mijail Bajtin definió como dialogía, esa actitud corresponde a una disposición, a través de la cual el arquitecto puede dejarse afectar por el contexto, antes de que él mismo lo afecte con el proyecto. De esa forma, el arquitecto puede alcanzar un “excedente de visión”, que permite completar al “otro” y “lo otro” en aquello que el propio contexto no es capaz de completarse, pues se trata de una decurso creativo que involucra, por una parte, la acción estética de la obra que interviene y modifica el contexto y por otra, un acto ético que modifica la relación de otros en él. Finalmente, la discusión teórica se verifica a través de tres experiencias de estudio, que corresponden a la fase empírica de la investigación. El primero, un proyecto construido en los terrenos de la Ciudad Abierta de Amereida, región de Valparaíso, Chile; intervención llamada las Calzadas de las Aguas, destinada a las actividades recreativas y al aire libre, aportando los baños y bebederos de agua necesarios. Luego, dos obras correspondientes a intervenciones en el marco de las travesías de Amereida, viajes de estudio y trabajo por Sudamérica realizados por profesores y estudiantes de la EAD-PUCV , y que culminan siempre con una obra que se dona al lugar al que se visita. A través de estas experiencias empíricas, también se incorpora y verifica la impresión poética del acto proyectar, que en este caso corresponde a lo que el poeta Godofredo Iommi denominó una poética del “ha lugar”, y que relaciona palabra y acción como una forma de revelación de la “esencia” del lugar. Desde esta perspectiva enunciada, la investigación propone verificar que existe un acto de proyectar en arquitectura, basado en una actitud dialógica con el contexto y de comunicación de afecciones y afectaciones entre arquitecto, lugar y habitante, que se activan e integran en un ciclo hermenéutico-afectivo. Esas afecciones (impresiones), que a través del proyecto se convierten en afectaciones (expresiones) sobre el contexto, se transmiten a través del ciclo hermenéutico-afectivo, son componentes del acto de proyectar en arquitectura y bajo una actitud que sea capaz de integrarlas, es posible lograr la coherencia y aceptación de un proyecto arquitectónico, cualquiera que este sea.