Lectura slow en tiempos fastResultados de un análisis sobre hábitos y comprensión lectora de futuros comunicadores

Resumen

El presente trabajo parte de una tesis en elaboración que aborda la relaciónentre los hábitos y modos de lectura, las nuevas tecnologías y la lectura de textosperiodísticos narrativos. ¿En qué medida han cambiado las narrativas digitales loshábitos lectores? Y ¿entre el alumnado de las facultades de comunicación?El trabajo tiene tres ejes fundamentales: la lectura –hábitos y comprensiónlectora–, las nuevas tecnologías y el slow journalism. En los tiempos en los que el fastjournalism se ha convertido en el paradigma dominante, se aborda la cuestión en uncontexto donde el periodismo narrativo está ganando cada vez más adeptos y espacios.Se pretende indagar sobre si el modelo de periodismo fast condiciona o infiere en loshábitos y la comprensión lectora de los futuros profesionales que precisan de unaformación sólida en el paradigma del slow journalism.Se han recogido datos mediante una encuesta realizada a 150 estudiantes deComunicación de la Universidad del País Vasco UPV/EHU; 75,4 % de mujeres y un24,6 % de hombres con edades comprendidas entre 18 y 22. El cuestionario,compuesto por 50 preguntas abiertas y cerradas, pivota sobre los siguientes ejes:hábitos de lectura, tipos de lectura, ocio y lectura, 2 textos periodísticos y preguntas decomprensión.Con este cuestionario piloto se obtuvieron 150 respuestas mediante GoogleForms. Los resultados obtenidos indican que el tiempo de lectura voluntaria oscilaentre el 20,10 % que lee diariamente, el 27,6 % que lo hace 2 o 3 veces por semana yel 3,7 que apenas lee nada fuera de las lecturas obligatorias. El alumnado afirma que“lee para informarse” (un 69,4 %), “por gusto”, el 56,7 %, mientras que dedican“bastante tiempo a la lectura” el 34,3 % y “mucho tiempo” sólo un 3 %.Respecto al tipo de lectura e idioma en que leen nos indican que leen sobretodo noticias. La mayoría, un 67,9 %, lo hace en castellano y no en euskera. Además,todavía prevalece la lectura en papel –un 52,2 %– sobre el formato digital, que loutiliza un 47,8 %.