Vulnerabilidad a estrés del cerebro lesionado: el IGF-I como modulador de la sensibiblidad del eje HPA

  1. Santi Miño, Andrea
Dirigida por:
  1. Ignacio Torres Alemán Director

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 19 de febrero de 2018

Tribunal:
  1. Luis Miguel García Segura Presidente/a
  2. Ana Pérez Castillo Secretario/a
  3. J. A. Chowen Vocal
  4. Gregorio Segovia Argo Vocal
  5. Roser Nadal Alemany Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El trastorno de estrés postraumático (PTSD, del inglés Post-traumatic stress disorder), es una afección que aflige a millones de personas en todo el mundo. No obstante, no todo el que sufre un evento traumático desarrolla un trastorno de la ansiedad. Por ejemplo, después de una guerra, únicamente un subconjunto de soldados es diagnosticado con PTSD, siendo la exposición a una lesión cerebral traumática un factor que parece favorecer la aparición de este trastorno. Curiosamente, también se ha observado que la lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés Traumatic Brain Injury) puede proteger contra los síntomas de PTSD cuando el daño abarca áreas cerebrales que, se cree, están involucradas en el PTSD, como la corteza prefrontal y la amígdala. Por otra parte, se sabe que el factor de crecimiento circulante similar a la insulina 1 (IGF-I, por sus siglas en inglés Insulin-like Growth Factor 1), una hormona que ejerce una amplia variedad de acciones neuromoduladoras y neuroprotectoras, disminuye en los últimos períodos de TBI. El objetivo de mi tesis es explorar más a fondo esta relación. Para ello, he estudiado los efectos de un modelo combinado de TBI leve y PTSD en el comportamiento de ansiedad de ratones C57BL/6 y ratones con déficit de IGF-I hepático (LID, por sus siglas en inglés Liver IGF-I Deficient). Los resultados aquí presentados muestran que la lesión traumática cerebral aumenta la susceptibilidad al estrés solo cuando los niveles séricos de IGF-I eran bajos. Dado que era conocido que el IGF-I se acumulaba en la zona de la lesión, realicé una serie de experimentos para determinar la fuente de este aumento, concluyendo que el IGF-I allí encontrado provenía principalmente de la periferia. Estos resultados apoyaban la idea de que el IGF-I producido fuera del sistema nervioso, al entrar al cerebro después de una lesión cerebral, pudiese ser el responsable de la disminución en el comportamiento de tipo ansiosos en ratones C57BL/6. De hecho, la administración de IGF-I directamente en el cerebro ejerció el mismo efecto que la lesión en dos pruebas de ansiedad, el laberinto elevado con brazos en cruz y la prueba del campo abierto. Finalmente, estudié los efectos de esta hormona en el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA, por sus siglas en inglés Hypothalamic-Pituitary-Adrenal), uno de los principales ejes activados por el estrés. Los experimentos mostraron que la falta de IGF-I circulante aumentaba la sensibilidad del eje HPA a través de la modulación de FKBP5, un gen que codifica una co-chaperona que forma un complejo con el receptor de glucocorticoides, proporcionado un posible mecanismo por el cual el IGF-I podía estar afectando el comportamiento de tipo ansioso.