La casa de ganaderos de zaragoza entre 1686 y 1746. La refundación de una institución foral aragonesa
- Sánchez Caudevilla, Jorge
- Gregorio Colás Latorre Director/a
Universidad de defensa: Universidad de Zaragoza
Fecha de defensa: 06 de julio de 2018
- Eliseo Serrano Martín Presidente/a
- Porfirio Sanz Camañes Secretario/a
- Elena Catalán Martínez Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La Casa de Ganaderos de Zaragoza es una institución harto polémica. Odiada por gran parte de los aragoneses a causa de su privilegio de Pastura Universal que le daba acceso a pastos a lo largo y ancho del reino, usufructuaría de unos privilegios zaragozanos más cuestionados en el reino -“el Privilegio de los Veinte”- y poseedora de horca propia donde se ajustició en algunas ocasiones a reos según el dictamen inapelable de su Justicia. Este ejemplo vivo de la más severa tradición medieval aragonesa es un punto de partida perfecto para adentrarse a conocer cómo funcionaba una institución privilegiada aragonesa antes de la llegada del “ilustrado” absolutismo francés y de la imposición del “moderno” sistema institucional castellano durante los acontecimientos derivados de la Guerra de Sucesión (1700-1714). Se plantean en esta Tesis varias hipótesis a las que dar respuesta: ¿cómo afectó la Nueva Planta borbónica a la Casa de Ganaderos?, ¿se modernizó tras la imposición de la Nueva Planta?, ¿perdió atribuciones, poder o privilegios? y ¿se puso definitivamente coto a los abusos que históricamente los regnícolas le atribuían? En definitiva, ¿vino la Nueva Planta y el sistema absolutista a modernizar o a solucionar los problemas que se habían generado en el reino por esta institución? Para dar respuesta a ello hemos realizado una investigación que profundiza en la naturaleza de la institución misma así como en todos los aspectos relacionados con ella, desde los políticos, administrativos y judiciales, hasta los puramente ganaderos. Esto nos permite analizar minuciosamente si existió realmente una metamorfosis en la Casa y cuál fue su verdadero alcance. En primer lugar comprobamos cómo su ganadería fue afectada por la guerra y disminuyó su capacidad productiva aunque logrará superar esta recesión y se recuperará rápidamente en las décadas posteriores. Por contra, la sociedad ganadera que conforma su capítulo (máximo organismo de su gestión) se verá gravemente modificada con el transcurso de la guerra. Aunque la institución sea una entidad absolutamente neutral durante la contienda los ganaderos que individualmente participaron en dichos acontecimientos se verán profundamente afectados. La mayoría de los propietarios que fueron proclives al bando austracista (o fueron sospechosos de serlo) desaparecerán paulatinamente de la administración de la Casa mientras que aparecen muchos nuevos ganaderos que han sido partidarios de Felipe V. De hecho, a pesar de que buena parte de ellos fue proclive al bando vencedor, al término de la guerra, del mismo modo que sucede con el resto de los regnícolas, todos sus miembros serán castigados, o, al menos, verán afectados sus privilegios por igual. La monarquía logrará un fuerte control de la Casa gracias a las continuas injerencias de sus ministros o de la Audiencia Real bajo la que quedará sometida su jurisdicción en lo penal y la nobleza que había sido partidaria de los borbones logró acceder al control de la institución (algo prohibido durante los siglos anteriores) llegando a ocupar el cargo de Justicia. De este modo la Casa perdió su independencia y a punto estuvo de perder algunas de las peculiaridades de funcionamiento administrativo como el sistema de insaculación (elección por sorteo extrayendo nombres de un saco) y su "democrática" costumbre de someter a votación de todos los cofrades la mayoría de las decisiones importantes que les afectaban. De hecho en algunos momentos el rey llegará a imponer personalmente sus cargos más relevantes. A pesar de ello, con un gobierno en la institución proclive al monarca y con la nobleza ocupando importantes cargos de su gestión, la Casa logrará sobrevivir y recuperar parte de sus privilegios. Cederá en la supervisión de sus sentencias penales bajo la Audiencia y vera prácticamente suprimidas las exenciones de impuestos de las que había disfrutado. Es decir, el rey extraerá importantes sumas de dinero de las que antes estaba privado y mantendrá casi intacto el poder de la institución aunque ahora bajo el control del monarca. No atendió, de esta manera, a las numerosas voces del reino que pedían recortar el poder de los ganaderos de Zaragoza. Sencillamente el poder cambió de manos. La Casa se convirtió en un organismo más aristocrático y dependiente directamente del rey. Incluso la supervisión de la Audiencia Real fue a menudo una ficción administrativa pues hemos encontrado años en los que el funcionario real que ratificaba las sentencias del Justicia desempeñaba el oficio de Justicia en la Casa, es decir, la misma persona que ostentaba el cargo de Justicia se controlaba a sí misma. Esta serie de modificaciones nos deja ante una institución que no cambia en apariencia pero que se transforma totalmente en su fondo. Pasó de ser una institución libre en manos de ciudadanos, a un organismo más de la corona y la nobleza. De ahí que escojamos el término refundación como expresión clave que define lo que le sucedió a la Casa. Cambio manifestado de forma evidente en sus nuevas ordinaciones de 1717, donde parte de la terminología fundamental de la institución es modificada hasta tal extremo que su propio nombre en este texto pasará de ser "La Casa de Ganaderos de Zaragoza" a “Real Mesta y Casa de Ganaderos de Zaragoza", siguiendo el estilo y usos de Castilla. En definitiva comprobamos cómo una institución que si sus luces eran sus sistemas "democráticos" de elección y la libertad de los ciudadanos que mantenían a la nobleza y al rey al margen y sus sombras eran su inmenso poder, finalmente se mantuvo ilesa tras la Nueva Planta aunque con menos luces y las mismas sombras. La Casa fue, por tanto, refundada.