Tragedia y filosofía en la narrativa mítico-poética de Miguel de Unamuno y Joao Guimaraes Rosa
- SOARES MAGAIHAES MARIA CRISTINA
- Patxi Lanceros Méndez Director
Universidad de defensa: Universidad de Deusto
Fecha de defensa: 27 de octubre de 2005
- Miguel Morey Farré Presidente/a
- Cristina de la Cruz Ayuso Secretaria
- Luis Garagalza Arrizabalaga Vocal
- Manuel Barrios Casares Vocal
- Xabier Etxeberria Mauleon Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El tema de la tesis, se confirma en la expresión paradójica, del héroe trágico contemporáneo, que se manifiesta en la crisis de la razón occidental, la antinomia muerte-vida. Esta es la tensión trágica, la inquietud finita del tiempo presente, lo que demanda el rescate de la unidad razón y desazón para comprender la totalidad compleja del ser traducido en el enigma existencial. Ésta es la ambigüedad propia del trágico vivido, una mezcla de razón y desazón, dónde todo es y no es, tal como dijo la palabra nonada, llave en la narrativa unamuniana y rosiana. Ésta es la vida subjetiva, propia del imaginario-mítico, la que se ha quedado secundaria en los muchos años de la travesía occidental. Refleja, pues, un esfuerzo de autenticidad del ser, o sea, la conciencia quiere sobrepasar los dualismos propios de la razón objetiva-positiva y rescatar la unidad perdida de sí-mismo, razón y emoción. Es éste un camino distinto, que desea ir más allá del orden dogmática, donde el ser quiere reconocerse en la antinomia clave de la finitud, la tensión ángel y demonio, amor y odio, vida-muerte. Para tal se hace necesario proyectar el futuro soñado, el nuevo en el propio tiempo, lo que transciende el dolor del pasado y recrea el presente. Éste es el espíritu nuevo, donde logos y mito se traducen en una unidad universalizada en la narrativa literaria-poética de don Miguel y Rosa, la filosofía-poesía, antítesis dela filosofía racional. Rosa es, en verdad, heredero de Unamuno, encontrándose en una filosofía existencial trágica tal como Kierkegaard y el pragmatismo religioso de William James, cuyo signo dirigente es la cruz, una mezcla de finitud e infinitud, trágico y sublime.