La actividad física y el autoconcepto físico en la edad adulta

Resumen

La tesis recoge un estudio llevado a cabo durante los últimos años con 1221 personas adultas que viven en Vitoria-Gasteiz. Estas personas ofrecen unos índices de actividad física superiores a los encontrados en otros estudios similares realizados en otras ciudades. Pero no es éste el dato más relevante del informe. La aportación más importante consiste en comprobar que las autopercepciones físicas no aparecen como una única fotografía global sino, más bien, como la suma de distintas imágenes de nosotros mismos: verse/sentirse personas atractivas, con fuerza, con capacidad para realizar ejercicio así como en buena forma o condición física. Esta comprobación es muy relevante porque permite identificar varias vías para sentirse físicamente bien: no sólo cuidarse para mantener el atractivo sino, sobre todo, llevar a cabo una vida físicamente activa. Los datos a este respecto son contundentes. Quienes realizan actividad física se perciben y sienten mucho más satisfechos con su cuerpo e imagen corporal y, en definitiva, son más felices. A partir de los 35 años comienza una disminución moderada en las autopercepciones, tanto físicas como generales. Este descenso se ve muy acrecentado de los 50 años en adelante, especialmente en las personas sedentarias, mientras que en los individuos con estilos de vida activos este declive es mucho menor. Por tanto se puede decir que la actividad física ofrece un rol protector ante el envejecimiento. Si bien la práctica de actividad física es saludable de por sí, si se realiza con una alta frecuencia (más de tres veces a la semana) las autopercepciones físicas son más altas. Aunque la práctica de deporte sea la modalidad que mejores autopercepciones físicas ofrece, lo importante es elegir un tipo de actividad física que se adapte a las características personales de cada uno y que se integre dentro del estilo de vida.