Crítica del pensamiento simbólico. La destrucción necesaria del mito

  1. Varela Froján, Emilio
Dirigida por:
  1. Esteban Anchústegui Igartua Director

Universidad de defensa: Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea

Fecha de defensa: 14 de mayo de 2015

Tribunal:
  1. Nicanor Ursua Lezaun Presidente/a
  2. Iñaki Begiristain Mitxelena Secretario/a
  3. Gabriel Insausti Herrero-Velarde Vocal
  4. Francisco Javier Blázquez Ruiz Vocal
  5. Antonio Rivera García Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 119300 DIALNET lock_openADDI editor

Resumen

El mito es la representaci¿n simb¿lica de la m¿s alta expresi¿n de la vida y su naturaleza. En ¿l, el espacio se figura infinito y el tiempo eterno en la repetici¿n de la m¿scara y del ritual. De esta forma, todo lo que pertenece a lo m¿tico tiene que darse necesariamente en una imagen y un significado, es decir, debe reconocerse en unos gestos o unas acciones y tener un sentido. Sin embargo, lo que hay de realidad en la naturaleza, y de existencia en la vida, se resiste a cualquier forma de abstracci¿n y met¿fora o, lo que es igual, a la figuraci¿n de las ideas y los deseos, y permanece en su ser primero de inmovilidad y silencio, anterior a los rostros y los nombres, cuando las miradas y las palabras coincid¿an exactamente con los l¿mites y t¿rminos del mundo. Pero es en estos extremos que se plantea el problema de las relaciones entre la mirada y el pensamiento de una manera muy distinta, no como el acuerdo inventado entre las im¿genes y sus significados o la idea de que a las formas les corresponden unos contenidos, sino como algo opuesto a la imaginaci¿n y a la ciencia, es decir, la inmovilidad y su conciencia, no como la imagen detenida o el ¿ltimo gesto de la m¿scara, sino como la forma visible de la ausencia y del silencio. Porque del espacio que deja la ausencia, el pensamiento obtiene bien la imagen del objeto ausente o bien la inmovilidad en el lugar que hab¿a sido de la cosa. Lo que supone, en el primer caso, un conocimiento abstracto de la vida y su naturaleza a partir de la idea simb¿lica y forma metaf¿rica del cuerpo y, en el segundo, un conocimiento de lo absoluto a partir de las formas metaf¿sicas que definen la realidad y existencia del mundo.