Trastorno bipolar : estudio de los pacientes del área de Badajoz hospitalizados durante el período 1988-2009

  1. Zamorano Rodríguez, Francisco Javier
Dirigida por:
  1. Francisco J. Vaz Leal Director/a
  2. Juan Antonio Guisado Macías Director/a
  3. Joaquín Ingelmo Fernández Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Extremadura

Fecha de defensa: 09 de mayo de 2013

Tribunal:
  1. José Giner Ubago Presidente/a
  2. Laura Rodríguez Santos Secretario/a
  3. Alfredo de la Rubia Martínez Vocal
  4. María Isabel Ramos Fuentes Vocal
  5. Ana González-Pinto Arrillaga Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 340001 DIALNET

Resumen

El trastorno bipolar, antiguamente llamado psicosis maniaco-depresiva, es una enfermedad mental grave caracterizada por atravesar episodios de depresión, manía, hipomanía y mixtos con tendencia a la cronicidad, con un elevado grado de incapacidad laboral y con un destacable riesgo de suicidio. De acuerdo con el II Plan Integral de Salud Mental de la Comunidad Autónoma de Extremadura (2007-2012), el abordaje y tratamiento de las personas con trastorno mental grave, entre las que se encuentra el trastorno bipolar, es una de las prioridades recogidas, ya que constituyen uno de los grupos de población más susceptibles de cronicidad, discapacidad, dependencia y marginación. Ha habido una importante evolución del concepto de psicosis maníaco- depresiva hasta su moderna acepción de trastornos bipolares. De clasificarse entre las psicosis, distinguiéndose de las formas crónicas y deteriorantes, a las que Bleuler llamó esquizofrenias, ha pasado a formar parte de los trastornos del estado de ánimo. Leonhard (1957) propuso separar los trastornos afectivos en función de la presencia o no de manía, dividiéndolos en trastornos bipolares y monopolares (unipolares). Los síntomas psicóticos se consideran un criterio de gravedad pero no el núcleo central de la enfermedad, ya que muchos pacientes no los presentan nunca. Una de las claves para el diagnóstico diferencial con la esquizofrenia es el curso cíclico, con intervalos asintomáticos, del trastorno bipolar. Podemos identificar 4 tipos principales de Trastorno Bipolar: tipo I, tipo II, ciclotimia y No especificado. Los trastornos bipolares han sido identificados en todas las culturas y razas, con variaciones en función de la cultura y la personalidad individual. El programa de captación epidemiológica norteamericano encontró unas tasas de prevalencia ¿ vida que oscilaban entre 0,7 y 1,6 %, con una media de 1,2 % (Weissman y cols., 1988). Los últimos estudios parecen indicar que la incidencia de trastornos bipolares está aumentando. El trastorno bipolar I podría afectar a un 1,6% de la población (Kessler y cols., 1994); si añadimos las cifras correspondientes al trastorno bipolar II y la ciclotimia, esta cifra podría alcanzar entre un 3 y un 6,5% de la población (Angst, 1995; Hirschfeld y cols., 2003). Según el DSM-IV-TR, la prevalencia-vida para el trastorno bipolar I oscila entre el 0,4 y el 1,6%, para el tipo II es de aproximadamente el 0,5% y para el trastorno ciclotímico del 0,4-1%. Los trastornos bipolares son ligeramente más frecuentes en el sexo femenino. La proporción de mujeres aumenta a medida que predomina la depresión sobre la manía, de forma que entre los bipolares II hay prácticamente 2 mujeres por cada varón, mientras que en los bipolares I la distribución es cercana al 50%. La característica fundamental del curso de los trastornos bipolares es su tendencia a la recurrencia de episodios, con un intervalo lúcido entre los mismo, cuya duración puede ser variable, pero que tiende a acortarse a medida que se suceden las recaídas. Como características más frecuentes del curso de los trastornos bipolares y sus complicaciones tenemos una edad de inicio normalmente entre 20 y 30 años, su forma de inicio es normalmente la depresión (60%), con un número de episodios a lo largo de la vida de entre 7 y 9 y una duración de los mismos de entre 1 y 6 meses. Normalmente requieren una media de 4 ¿ 6 ingresos hospitalarios, con cifras de deterioro laboral del 70% de los pacientes, familiar del 50% y social del 60%. Conllevan una alta comorbilidad de abuso de sustancias, cercana al 60%, y especialmente de alcohol. Los intentos de suicidio pueden afectar al 30 ¿ 40% de los pacientes, con tasas de suicidio consumado del 15 ¿ 20%. Continúan siendo una fuente importante de morbilidad y mortalidad, con grave perjuicio de la calidad de vida de quienes los padecen. Son la sexta causa de incapacidad laboral en el mundo (López y Murray, 1998), y por su gravedad y cronicidad comportan un gran gasto económico y social, tanto directo (ingresos hospitalarios, utilización de recursos médicos) como indirecto (constantes bajas laborales, pérdida de productividad) (Wyatt y Henter, 1995; Johnson y Mc Farland, 1996; Goetzel y cols., 2003). La tasa de mortalidad de los pacientes bipolares es dos o tres veces superior a la de la población general (Tsuang y Woolson, 1977), tanto por suicidio como por causas médicas. El tratamiento del Trastorno Bipolar es complejo a nivel farmacológico, dividiéndose este en agudo o de mantenimiento e interviniendo varios grupos farmacológicos: estabilizadores del estado de ánimo, antipsicóticos, antidepresivos, benzodiacepinas e hipnóticos. Como tratamiento psicoterapéutico destaca la psicoeducación, que ha sido aplicada con éxito a grupos de pacientes (Colom y cols, 2003a) y a familiares (Miklowitz y cols., 2003).