La Teoría de la Mente (ToM) en la base de la inteligencia emocional (IE), según el modelo de Mayer y Salovey (1997)
- SÁNCHEZ MULAS, BEATRIZ
- Juan Francisco López Paz Directora
Universidad de defensa: Universidad de Deusto
Fecha de defensa: 27 de noviembre de 2015
- José Antonio Caride Gómez Presidente/a
- Visitación Pereda Herrero Secretario/a
- Mercedes Inda Caro Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La presente investigación plantea como objetivo general analizar si la “Teoría de la Mente” (ToM) es una capacidad subyacente a la “Inteligencia Emocional” (IE). Desde el modelo de habilidad de la IE (Mayer y Salovey, 1997), la “Inteligencia Emocional” se describe como la capacidad de percibir, utilizar, comprender y regular eficazmente las emociones en uno mismo y en los otros, de forma que nos permita desarrollar un comportamiento adaptativo al entorno. El concepto de “Teoría de la Mente” (Premack y Woodruff, 1978) se refiere a la habilidad de predecir, comprender y explicar la conducta, tanto propia como ajena, mediante la atribución de estados mentales (creencias, intenciones, deseos, emociones). A partir de tales conceptos, y en línea con algunos autores (Dunn, 1995; Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes, Erekatxo-Bilbao y Pelegrín-Valero, 2007), nosotros entendemos que la habilidad humana de atribuir estados mentales y emocionales a uno mismo y a las demás personas es una capacidad que subyace a la IE. Es decir, el nivel de eficacia de un individuo para sentir, comprender, ajustar y modificar los estados emocionales propios y ajenos, está determinado, entre otros factores, por su pericia para “leer la mente”, o lo que es lo mismo, para comprender y atribuir estados mentales y emocionales a uno mismo y a los otros. Los sujetos participantes en esta investigación son estudiantes de Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA) de la Comunidad Autónoma del País Vasco. La muestra está compuesta por un total de 332 estudiantes, en un rango de edad de 40 a 79 años, de los cuales 80 son hombres (24.1%) y 252 son mujeres (75.9%), ya que la mayoría de las personas que estudian en este tipo de centros son mujeres. Los instrumentos empleados para evaluar la IE han sido el Trait Meta-Mood Scale 24 –TMMS 24– (Fernández-Berrocal, Extremera y Ramos, 2004) y el Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test –MSCEIT v.2.0– (Extremera y Fernández-Berrocal, 2002). La evaluación de la ToM se ha realizado mediante el test de las “Historias Extrañas” (Happé, 1994), el test de la “Lectura de la Mente en los Ojos” (Baron-Cohen, Wheelwright, Hill, Raste y Plumb, 2001) y el Índice de Reactividad Interpersonal –IRI– (Davis, 1980). Con el propósito de abordar el objetivo general de este estudio, y basándonos en las propuestas sobre los distintos niveles de complejidad en las habilidades de IE (Mayer y Salovey, 1997, 2007) y en las tareas de ToM (Tirapu-Ustárroz et al., 2007), planteamos como hipótesis de partida que las diferencias individuales de estudiantes de mediana y tercera edad en las dimensiones de IE presentarían correlaciones positivas y estadísticamente significativas con el nivel de ejecución en tareas de complejidad creciente de la ToM. Los resultados evidenciaron una asociación positiva y significativa entre la dimensión Comprensión Emocional de la IE y la habilidad para interpretar los estados emocionales de los otros a través de la mirada (Sensibilidad Social; cuarto nivel de complejidad de la ToM). Asimismo, los análisis muestran correlaciones positivas y estadísticamente significativas entre la empatía (quinto nivel de complejidad de la ToM) y los factores Claridad y Reparación Emocional de la Inteligencia Emocional Percibida (IEP) y la dimensión Regulación Emocional e índice total de la IE. Además, se analizaron las diferencias en función de la edad en la IE y en la capacidad de ToM de los estudiantes. Los análisis de varianza ANOVA de un factor revelan la existencia de varianzas estadísticamente significativas conforme a la edad únicamente en la dimensión Comprensión Emocional e índice total de la IE. Por tanto, la evidencia empírica que aporta esta investigación sugiere, por un lado, que los individuos con una mejor capacidad para comprender las emociones en uno mismo y en los otros poseen una mayor sensibilidad social, o lo que es lo mismo, son muy hábiles a la hora de interpretar los estados mentales y emocionales de las demás personas, a través de la mirada. Y, por otro, que los sujetos emocionalmente inteligentes, con elevados índices de IE y una mayor habilidad para controlar los estados emocionales propios y ajenos manifiestan una mejor empatía, entendida como la capacidad de adoptar el punto de vista del otro y reconocer e interpretar así sus pensamientos, sentimientos y puntos de vista. Por consiguiente, estos resultados arrojan evidencias sobre la posibilidad de que la capacidad de ToM sea un proceso subyacente a la IE. Asimismo, los datos de este estudio sugieren la implementación de programas, dirigidos a personas mayores, que contemplen el desarrollo de las habilidades empáticas así como de la habilidad para regular los estados emocionales, puesto que no se ha encontrado una mejora en dichas capacidades como consecuencia de la edad y la experiencia.