Protesta social, consecuencias y subjetividades políticasla huella del movimiento estudiantil chileno del año 2011
- Fernández Labbé, Juan Gabriel
- Benjamín Tejerina Montaña Director
- Francisco Ricardo Alvira Martín Director
Universidade de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 27 de novembro de 2015
- Miguel S. Valles Martínez Presidente/a
- Araceli Serrano Pascual Secretario/a
- María Jesús Funes Rivas Vogal
- Víctor Sampedro Blanco Vogal
- Luis Enrique Alonso Benito Vogal
Tipo: Tese
Resumo
El movimiento estudiantil por la ¿educación pública gratuita y de calidad¿ desplegado en Chile el año 2011 fue una respuesta ante el proceso de mercantilización de la educación, estableciendo como demandas fundamentales el fortalecimiento y gratuidad de la educación pública (su re-significación como derecho social), el fin al lucro (su desmercantilización) y la democratización de las entidades educativas (su constitución como espacios de participación cívica). El movimiento adquirió el carácter socio-histórico de una demanda fundacional, al plantear la necesidad de una transformación educativa, político-institucional y cultural. La pregunta de investigación que guía la tesis es ¿Qué alcance, características y consecuencias tuvieron las jornadas de movilización social estudiantil del año 2011? Con ella se busca contribuir a dos vacíos: (i) el primero referido a las consecuencias de la protesta estudiantil en Chile, que se habían abordado en términos generales, y aquí son analizadas sistemáticamente y en tres campos complementarios: el político-institucional, el entorno social y el subjetivo; (ii) el segundo, relativo al análisis de las formas de protesta, a través del estudio detallado de los repertorios de acción contestataria, importante para entender la relevancia del movimiento y sus estrategias para lograr su propósito; el marco cultural y socio-político en el que se inserta; y su configuración como dispositivo de politización, con implicancias para quienes las practican. El enfoque utilizado está basado en el pluralismo metodológico, combinando una aproximación cuantitativa para dar cuenta de algunos objetivos y una mirada cualitativa en otros, predominando esta última. Hay tres tipos de análisis e igual número de métodos. El primero corresponde al análisis de la protesta social, llevado a cabo mediante la medición y clasificación de los actos de protesta en el período 2006-2011, correspondientes al movimiento estudiantil y al entorno más amplio de expresiones contestatarias (mapuche y ambiental), con lo cual se sitúa al movimiento en el tiempo y en relación a otros ejes de conflicto concomitantes, y analizando el repertorio de acción colectiva a partir de una matriz inspirada en los trabajos de Kriesi et al (1995), Jiménez (2005) y Tejerina (2010). El segundo análisis es de las consecuencias político-institucionales y socio-culturales. Sobre la base de los trabajos de Kitschelt (1986), Ibarra et al (2002) y Jiménez (2005) se define un conjunto de ámbitos de consecuencias, los cuales son examinados en dos niveles: formal (relaciona demanda con existencia de respuesta) y sustantivo (relaciona contenidos de la demanda y de la respuesta), en el período 2011-2015. Las fuentes corresponden esencialmente a documentos, declaraciones públicas de organismos y actores relevantes, prensa y encuestas de opinión. Finalmente, para el análisis de las consecuencias biográfico-subjetivas en los activistas, la práctica de investigación utilizada es la del Grupo de Discusión (GD). Se realizaron ocho GD con estudiantes secundarios y universitarios, hombres y mujeres, de entidades educativas protagonistas en el movimiento, todos activistas regulares, sin ser dirigentes, dando voz así al conjunto más amplio de actores y a los discursos menos conocidos. El material obtenido fue analizado de acuerdo al modelo de Análisis Sociológico del Sistema de Discursos (Conde, 2010). Los resultados y análisis desarrollados arrojan luz en la comprensión de tres fenómenos críticos en torno a la protesta social y a los movimientos sociales. El primero se refiere a la politización social, los dispositivos mediante los que ocurre y las formas que adquiere en el caso específico de los activistas; el segundo, al procesamiento político-institucional de las demandas sociales; y el tercero corresponde a las implicancias de los dos anteriores en el marco de una democracia en crisis de legitimidad y representatividad.